Rica en vitaminas, minerales y aminoácidos, la miel
es un poderoso agente antimicrobiano para combatir los resfriados de las épocas de frío. Además, es una aliada contra el envejecimiento
puesto que contiene antioxidantes que frenan la aparición de radicales libres. Un tazón de leche o una infusión caliente con
una cucharada de miel será un buen aliado para combatir los resfriados.
La miel es un producto que ha utilizado
el ser humano desde los albores de la humanidad. De hecho, las pinturas rupestres de la Cueva de la Araña, en Bicorp (Valencia),
que datan de 10.000 años a.C, muestran como un hombre está recolectando miel. Esto demuestra que ya los primeros pobladores
la tierra descubrieron los beneficios de este alimento.
Procede del
néctar de las flores. Gracias a ello, la miel es rica en vitaminas como la B6, tiamina, niacina, riboflavina y ácido pantoténico.
Asimismo, contiene minerales esenciales como el calcio, cobre, hierro, magnesio, manganeso, fósforo, potasio, sodio y cinc.
Sus propiedades nutritivas hacen de este alimento una poderosa arma contra los resfriados, los dolores de garganta
y algunas afecciones de la piel. De hecho, recientes estudios demuestran que la miel pura contiene un efectivo agente antimicrobiano,
muy útil para el tratamiento de las quemaduras menores, las heridas superficiales y como terapia adicional de los dolores
de garganta y otras afecciones bacterianas.
Su elevado contenido de
azúcar, que limita la cantidad de agua capaz de permitir que los microorganismos se desarrollen, su acidez, su escaso Ph y
su pobre contenido en proteínas que privan del nitrógeno que necesitan las bacterias para crecer, hacen de la miel una barrera
contra las infecciones.
Asimismo, gracias a los
antioxidantes la miel es un excelente elixir para frenar la aparición de los radicales libres, responsables del envejecimiento
y del padecimiento de algunas enfermedades.
A
través de la historia
Al principio fue muy apreciada por su sabor dulce.
Sin embargo, pronto se descubrió que podían atribuirse propiedades terapéuticas. Ya en la Roma antigua, los médicos la utilizaron
para ayudar a sus pacientes a adormecerse.
Hipocrates, el padre de
la medicina, alabó sus poderes terapéuticos y la utilizó para curar diversas afecciones de la piel, úlceras y para aliviar
el dolor en general. Los egipcios, por su parte, la utilizaron para tratar las cataratas, llagas, cortes o quemaduras.
En el siglo XX, durante
la I Guerra Mundial, los doctores alemanes se sirvieron de una mezcla de miel e hígado de bacalao para impregnar las vendas
con las que cubrían las heridas de los soldados.
Néctar
de los dioses
El antecedente de las bebidas fabricadas lo tenemos
en la hidromiel, un producto elaborado a partir de una mezcla de miel y agua que, posteriormente, se dejaba fermentar. Se
trata de la primera bebida alcohólica que se conoce. Producía a los que la bebían una estado de éxtasis muy parecido a la
ebriedad que provocan las bebidas alcohólicas de la actualidad. De ahí que se considerase como un néctar divino.
Jalea Real
Durante un periodo de su vida,
las abejas segregan a través de sus glándulas faríngeas frontales una sustancia líquida de color blanco que en contacto con
el aire se espesa y llega a solidificarse. Esta sustancia se conoce como jalea real y su sabor es áspero y ácido. La abeja
reina se alimenta toda su vida de jalea y gracias a ella puede llegar a aovar 2.000 huevos fecundados cada 24 horas. Esto
demuestra la riqueza nutritiva de este alimento. Contiene un 12 por ciento de prótidos, gran parte de ellos en forma de aminoácidos;
un 9 por ciento de azúcares; es muy rica en vitamina B; minerales y oligoelementos; contiene un 66 por ciento de agua, y posee
un factor antibiótico.
Entre sus propiedades terapéuticas
se encuentra su eficacia contra la astenia, la anorexia, el envejecimiento prematuro, algunas enfermedades de la piel y la
arterioesclerosis.